El Comité de Ciencia y Tecnología del Parlamento de Reino Unido, Organismo compuesto por médicos expertos independientes cuya función es asesorar al gobierno en materias de ciencia y tecnología aplicadas a la salud y su regulación, publicó el pasado viernes su nuevo informe sobre los E-cigarrillos. El Informe revisa la base de evidencia actual sobre la nocividad de los cigarrillos electrónicos en comparación con los cigarrillos convencionales y analiza las políticas actuales en el país sobre los cigarrillos electrónicos, incluso en las unidades de salud mental del Servicio Nacional de Salud (NHS) y en las prisiones. El Comité concluye que los cigarrillos electrónicos no deben tratarse del mismo modo que los cigarrillos convencionales.
De hecho, estos médicos aseveran que los cigarrillos electrónicos pueden ser “el arma clave contra el tabaco” y piden que las regulaciones sobre los e-cigarrillos se relajen para que puedan ser usados ampliamente y aceptados en la sociedad, pidiendo:
-Mayor libertad para la publicidad y promoción por parte de la industria.
-Menores impuestos que reflejen su perfil de riesgo y potencial beneficio real a la salud de los fumadores.
-Una revisión anual pública sobre sus efectos sobre la salud.
-Un debate sobre las prohibiciones en espacios públicos que incluya transporte público, lugares de trabajo y los propios centros del NHS.
-La concesión a los cigarrillos electrónicos de licencia como medicamento.
-Una revisión de los límites de volumen en los envases de recarga y los tanques así como de la concentración máxima de nicotina.
-El fin de la prohibición del SNUS.
Miremos ahora hacia España. Si hay algo que está meridianamente claro es que, al menos, importantes instituciones médicas, científicas, políticas y parlamentarias en el mundo y, no sólo en Reino Unido, se plantean la Reducción de Daños como el motor para una de las mayores intervenciones en salud pública de todos los tiempos.
Sólo por ello, conocer de primera mano y evaluar la ciencia y los conocimientos actuales sobre Reducción de Daños por Tabaquismo debería ser prioridad para todo aquel científico, médico, investigador, sanitario o autoridad política que se precie de tener pensamiento crítico. El pensamiento crítico debe definir a todo científico, independientemente de que ya tenga una opinión formada (y a veces no informada) sobre el cigarrillo electrónico.
El próximo 19 de Septiembre, y organizado con un enorme esfuerzo por ANESVAP y MOVE, se celebra el primer congreso internacional sobre ciencia de la Reducción de Daños por Tabaquismo en España (THR SUMMIT SPAIN). Como puede observarse en la página web, a él acudirán los mayores expertos internacionales en el campo donde expondrán todo lo que sabemos hasta ahora sobre THR, así como nuevos resultados e importantes avances en sus investigaciones. El Congreso está mostrando una magnífica acogida entre muchos médicos, autoridades políticas y medios de comunicación que ya han confirmado su asistencia, lo que nos llena de ilusión para seguir.
Sin embargo, lo que deseamos de corazón, y por ello se han enviado cientos de invitaciones a estas personas y asociaciones, es que asistan especialmente aquellos que creen tenerlo todo claro acerca de la reducción de daños y que la rechazan por principio. Ellos especialmente son los que deberían tener mayor interés en este tipo de evento. Lo que dicta la ciencia es que, para poder evaluar algo, lo primero que se debe hacer es conocer todas sus facetas, de manera objetiva, sin prejuicios y sin dejarse llevar por el sensacionalismo. Normalmente, lo que se acaba descubriendo, es que todas las facetas tienen más puntos en común de lo que parece.
Esperemos que todos estos profesionales y Sociedades médicas que históricamente se han posicionado en contra de la THR, demuestren verdadero interés en, al menos, conocer con plenitud aquello que evalúan. Es lo mínimo, que debe hacer un científico.
Ojalá tengamos una avalancha de confirmaciones de los médicos que no apoyan la Reducción de Daños. Sería una magnífica noticia y un gran avance para todos.
Os dejo con un resumen del Informe del Parlamento británico, recordando una vez más que Reino Unido es país líder en políticas de prevención y Control del Tabaquismo con una de las menores tasas de tabaquismo del mundo. Espero que lo disfrutéis.
Según el informe, los cigarrillos electrónicos son estimados como un 95% menos dañinos que los cigarrillos convencionales y, a pesar de ser el país del mundo más aperturista en la inclusión del cigarrillo electrónico como herramienta de salud pública, con demasiada frecuencia, no es lo suficientemente considerado por el NHS como una herramienta más para dejar de fumar. El informe invita a que las reglamentaciones se flexibilicen en relación con la concesión de licencias (Notificaciones TPD), la prescripción de estos para dejar de fumar y la publicidad de los cigarrillos electrónicos con respecto a sus beneficios para la salud, a la vez que su nivel de impuestos y restricciones de uso en lugares públicos debe ser reconsiderado.
Menos dañino que los cigarrillos convencionales
Además de estimarse como un 95% menos dañinos que los cigarrillos convencionales, el Comité asevera que los cigarrillos electrónicos no son una «puerta de entrada al tabaquismo» significativa, incluso para los jóvenes no fumadores, y no representan un riesgo significativo a través de la inhalación de segunda mano o vapeo pasivo.
Actualmente, alrededor de 2,9 millones de personas en el Reino Unido usan cigarrillos electrónicos, se estima que unas 470,000 personas los usan como una ayuda para dejar de fumar, y decenas de miles se inician y los usan para dejar de fumar con éxito cada año.
Menos impuestos y más libertad para anunciar cigarrillos electrónicos
El Comité hace un llamamiento al Gobierno para que considere una regulación basada en el riesgo real de estos dispositivos, permita más libertad para publicitar los cigarrillos electrónicos como una opción relativamente menos dañina, y proporcione incentivos financieros, en forma de niveles más bajos de impuestos, para que los fumadores pasen de los cigarrillos a alternativas menos dañinas, como los cigarrillos electrónicos.
Además, pide una reconsideración de: su uso en lugares públicos, límites en los volúmenes y concentración de nicotina de los recipientes de recarga y tamaños de los tanques y su aprobación como terapia para dejar de fumar.
Programa de investigación a largo plazo
El Comité considera que el riesgo de que los fumadores sigan consumiendo cigarrillos convencionales es mayor que la incertidumbre sobre el uso a largo plazo de los cigarrillos electrónicos.
Para reunir pruebas independientes sobre los cigarrillos electrónicos y los productos de tabaco sin combustión, el Comité hace un llamamiento al Gobierno para que respalde un programa de investigación a largo plazo supervisado por Public Health England y el Comité sobre Toxicidad de Productos Químicos en los Alimentos, Productos de Consumo y Medio Ambiente y poner su investigación a disposición del público y de los profesionales de la salud.
El Comité también examinó la evidencia de que las personas con problemas de salud mental fuman significativamente más que el resto de la población y podrían beneficiarse considerablemente del uso de cigarrillos electrónicos, pero muchos responsables de los Servicios de salud mental están mal informados sobre los peligros de los cigarrillos electrónicos y están implementando innecesarias e inapropiadas prohibiciones dentro de sus instalaciones.
Comentarios del Presidente del Comité
Norman Lamb MP, Presidente del Comité de Ciencia y Tecnología:
«Fumar sigue siendo una crisis nacional de salud y el Gobierno debería considerar formas innovadoras de reducir la tasa de tabaquismo. Los cigarrillos electrónicos son menos dañinos que los cigarrillos convencionales, pero las políticas y regulaciones actuales no reflejan suficientemente esto y las empresas, los proveedores de transporte y los lugares públicos deben dejar de ver los cigarrillos convencionales y electrónicos como una sola cosa. No existe un fundamento de salud pública para hacerlo”.
«Las preocupaciones de que los cigarrillos electrónicos podrían ser una puerta de entrada al tabaquismo convencional, incluso para los jóvenes no fumadores, no se han materializado. Si se usan correctamente, los cigarrillos electrónicos podrían ser un arma clave en el arsenal para ayudar a dejar de fumar del NHS”.
«Los cigarrillos electrónicos son una herramienta comprobada para dejar de fumar y, si bien persisten las incertidumbres sobre su impacto a largo plazo en la salud, no explorar el uso de cigarrillos electrónicos podría llevar al uso continuo de cigarrillos convencionales, que actualmente matan a unas 79,000 personas en Inglaterra cada año. Los cigarrillos electrónicos con licencia médica les facilitarían a los médicos recomendarlos como una herramienta para para ayudar a quienes dejan de fumar. Los sistemas de aprobación para prescribir estos productos deben ser revisados urgentemente”.
«El porcentaje de fumadores entre las personas con afecciones de salud mental sigue siendo obstinadamente alto, mientras que está disminuyendo en la población general. Las personas con problemas de salud mental tienen casi 2,5 veces más probabilidades de fumar en comparación con la población general. Por lo tanto, es extraordinario que un tercio de los Servicios de salud mental prohíban el uso de cigarrillos electrónicos por completo, mientras que tres cuartas partes de los Servicios del NHS se preocupan erróneamente por el vapor de cigarrillo electrónico de «segunda mano». Esto es inaceptable. Las personas con problemas de salud mental están siendo maltratadas y el NHS parece haber dejado de darle prioridad. La política predeterminada del NHS debería ser que los cigarrillos electrónicos deberían permitirse en las unidades de salud mental».
El Comité recomienda que:
-El Gobierno, la MHRA (Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios) y la industria del cigarrillo electrónico deberían revisar cómo los sistemas de aprobación de terapias para dejar de fumar podrían simplificarse para que los fabricantes de cigarrillos electrónicos presentaran un producto para licencia médica.
-Debería haber un debate más amplio sobre cómo se deben tratar los cigarrillos electrónicos en nuestros lugares públicos, para ayudar a llegar a una solución que, al menos, comience por la evidencia en lugar de conceptos erróneos sobre su impacto en la salud.
-El Gobierno debería continuar revisando anualmente las pruebas sobre los efectos en la salud de los cigarrillos electrónicos y extender esa revisión a los productos de tabaco sin combustión. Además, debe respaldar un programa de investigación a largo plazo supervisado por Public Health England y el Comité sobre Toxicidad de Productos Químicos en Alimentos, Productos de Consumo y Medio Ambiente con una herramienta online que ponga a disposición evidencia para el público y los profesionales de la salud.
-Debe revisarse el límite de volumen y concentración de nicotina en los e-líquidos, ya que los fumadores empedernidos pueden posponer el cambio a los cigarrillos electrónicos y la persistencia en el tabaquismo a causa de los mismos. La restricción del tamaño del tanque no parece estar basada en pruebas científicas y, por lo tanto, debe revisarse urgentemente.
-La prohibición de presentar reclamos o publicidad asociados a los beneficios sobre la salud de dejar de fumar usando cigarrillos electrónicos ha impedido que los fabricantes informen a los fumadores de los beneficios potenciales del producto y debe revisarse para identificar el alcance del cambio post-Brexit.
-Debería haber un cambio hacia un entorno regulatorio más proporcionado al riesgo; donde las reglamentaciones, las reglas publicitarias y las tasas impositivas reflejen la evidencia de los daños relativos de los distintos cigarrillos electrónicos, el tabaco sin combustión y los productos de tabaco disponibles.
-El NHS debe establecer una política de instalaciones de salud mental que permita el uso del cigarrillo electrónico por los pacientes a menos que los responsables puedan demostrar razones basadas en la evidencia para no hacerlo.
-El gobierno debería revisar la evidencia que respalda la prohibición actual del consumo de snus como parte de un movimiento más amplio hacia un marco regulatorio más consciente de los riesgos para los productos de tabaco y nicotina.
Igualito que en España… ¿Verdad?