Peter Hajek: El eCig tiene un potencial enorme de beneficio a la salud pública.

LOS CIGARRILLOS ELECTRÓNICOS TIENEN UN POTENCIAL DE ENORME BENEFICIO PARA LA SALUD PÚBLICA

 

El Profesor Peter Hajek, del Instituto Wolfston de Medicina Preventiva, de la Escuela de Medicina y Odontología de Londres y de la Universidad Queen Mary de Londres, publicó el pasado 9 de Diciembre el presente artículo en la prestigiosa revista médica BMC.

Enlace al estudio original: http://www.biomedcentral.com/1741-7015/12/225 

Las conclusiones principales del trabajo son las siguientes:

  • «Los cigarrillos electrónicos son al menos un 95% menos nocivos que los cigarrillos de tabaco»
  • «Los Profesionales de la salud y los organismos de salud pública deberían alentar a los fumadores a utilizarlos»
  • «Los eCigs tienen el potencial de generar importantes beneficios para la salud pública y desalentar a los fumadores para no usarlos y regularlos tan severamente o incluso más severamente que los cigarrillos tradicionales, es perjudicial para la salud pública.»
  • «Aunque no hay duda de que el cambio de los fumadores a los cigarrillos electrónicos (CE) reduce sustancialmente los riesgos para su salud, algunas autoridades en control del tabaco y organizaciones de salud pública desalientan a los fumadores para usar eCigs y los responsables políticos promueven una regulación draconiana para reducir el uso de estos dispositivos.»
  • «El eCig, es órdenes de magnitud más seguro»
  • «La postura de la OMS se basa en una revisión encargada por ellos mismos que ha sido criticada por un uso poco ortodoxo de la evidencia y representa todos los argumentos contra el eCig.»

RESUMEN

Aunque no hay duda de que el cambio de los fumadores a los cigarrillos electrónicos (CE) reduce sustancialmente los riesgos para su salud, algunas autoridades en control del tabaco y organizaciones de salud pública desalientan a los fumadores para usar eCigs y los responsables políticos promueven una regulación draconiana para reducir el uso de estos dispositivos.

La hostilidad hacia los eCigs puede estar relacionada con una creencia moral de que el consumo de nicotina debe ser erradicado, en lugar de permitir que se transforme en una actividad relativamente inofensiva. Si a los eCigs se les permite competir con los cigarrillos tradicionales y evolucionar aún más, sería probable que todos los fumadores dejasen de fumar. Desalentar a los fumadores para hacer el cambio y reducir de la competitividad de los eCigs con los cigarrillos tradicionales, debido a una regulación injustificada, retrasará y dilapidará por completo esta oportunidad.

De hecho, ahora hay pruebas suficientes disponibles, para que los profesionales de la salud recomienden a los fumadores que no pueden dejar de fumar con los tratamientos existentes o no quieren hacerlo, que usen diversos tipos de cigarrillos electrónicos para encontrar una satisfacción a sus necesidades.

Palabras clave: Cigarrillo electrónico, Nicotina, Salud Pública, Controversia.

INTRODUCCIÓN

La controversia de los cigarrillos electrónicos

Los cigarrillos electrónicos (E-cigs) son un producto de consumo dirigido a los fumadores que buscan una forma más segura de obtener lo que quieren de sus cigarrillos. Por lo que sabemos acerca de los ingredientes de los E-cigs, la toxicología y los procesos químicos y físicos implicados, se puede esperar (excluyendo a embarazadas), que estos dispositivos sean al menos un 95% menos dañinos que los cigarrillos normales [ 1 ]. Ahora hay muchas evidencias y pruebas disponibles, suficientes en varios aspectos sobre su seguridad. Estas evidencias nos llevan a la conclusión de que los profesionales de la salud y los organismos de salud pública deberían alentar a los fumadores, que no pueden o no quieren dejar de fumar mediante los tratamientos disponibles, a cambiar a los E-cigs [ 2 ], [ 3 ].

Pero, al mismo tiempo, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha catalogado los E-cigs como una amenaza para la salud pública. Esta organización emitió un contundente comunicado aconsejando a los fumadores que no los utilicen [ 4 ], e instó a los responsables políticos de todos los países a limitar su uso mediante la prohibición o la regulación estricta [ 5 ]. Esta y otras campañas negativas están empezando a tener un efecto alarmante de disuasión para los fumadores, haciéndoles pensar de que los E-cigs son tan dañinos como los cigarrillos tradicionales [ 6 ], disminuyendo así su disposición para hacer el cambio a los CE [ 7 ], [ 8 ].

El presente artículo sostiene que los E-cigs tienen el potencial de generar importantes beneficios para la salud pública y que desalentar a los fumadores para no usarlos y regularlos tanto o más severamente que los cigarrillos tradicionales, es perjudicial para la salud pública.

Hay razones humanitarias y lógicas para alentar a los fumadores, que no pueden o no quieren dejar de fumar, pero quieren limitar el daño del tabaquismo, a que cambien a los E-cigs  para hacer algo por su salud. El caso es sencillo:

Actualmente hay dos productos principales que compiten por los fumadores. Uno, el cigarrillo convencional, es responsable de la enfermedad y muerte prematura de una parte sustancial de sus usuarios. También sigue reclutando nuevos clientes entre los niños no fumadores que lo prueban por primera vez. El otro, el E-cig, es órdenes de magnitud más seguro. Los datos actuales indican que sólo es usado por los fumadores y genera tasas insignificantes de uso habitual entre los niños y no fumadores que lo prueban. ¿Cual de los dos preferiría que usase si usted tiene un padre adicto a la nicotina? Y si sus hijos fueran a probar un producto de nicotina, ¿cuál de los dos preferiría que tuviesen en sus manos?.

Evidencia y agendas

En los últimos años, las revistas científicas han estado publicando un gran volumen de trabajos sobre el fenómeno de los E-cig. La mayoría de ellas se centran en las preocupaciones hipotéticas. Aunque todos los autores reconocen ahora que los E-cig son más seguros que los cigarrillos normales, estos dispositivos se presentan como un competidor de los medicamentos para dejar de fumar, que es posiblemente menos seguro y que puede aumentar de alguna manera el uso del cigarrillo tradicional, en vez de presentarlo como un producto de consumo que compite con los cigarrillos tradicionales, y que puede convertir en obsoleto a su mortal competidor.

Algunas organizaciones médicas que se supone deben proteger la salud pública, como la OMS, van más allá y desalientan activamente a los fumadores para que no usen los E-cigs, mientras que los gobiernos restringen su uso mediante la regulación. La postura de la OMS se basa en una revisión encargada por ellos mismos [ 9 ] que ha sido criticada por un uso poco ortodoxo de la evidencia [ 10 ] e ilustra bien los argumentos anti- E-cigs. Las conclusiones sobre que el vapor de los E-cigs contiene trazas de sustancias tóxicas, se interpreta como una señal de peligro, e incluso como una amenaza para los transeúntes, incluso si los niveles de estas sustancias están claramente dentro de los límites considerados seguros en el aire que respiramos [ 2 ], [ 11 ]. Las encuestas muestran que una mínima proporción de niños ha probado los E-cigs y esto se presenta como una señal de riesgo que abre la «puerta» al tabaquismo a pesar de que prácticamente no hay no fumadores que usen los E-cigs y que el tabaquismo en los jóvenes está disminuyendo [ 12 ]. ¿Dónde encaja que el uso del E-cig una única vez en el último mes se etiquete como «uso corriente» y que, por analogía con el «tabaquismo», se interprete generalmente como uso diario?. Se han publicado encuestas que incluyen sólo fumadores que no encontraron útiles los E-cigs y excluyen a los usuarios que dejaron de fumar gracias a él y se presentan como una prueba de que los E-cigs son poco útiles. El uso dual se presenta como una señal de peligro a pesar de que lleva a la reducción de la ingesta de toxinas [ 2 ]. La toxicidad de la nicotina ha sido sistemáticamente exagerada [ 13 ] y las evidencias de que tiene poca o ninguna contribución a las enfermedades relacionadas con el tabaquismo y la muerte [ 14 ], [ 15 ] se ignoran. Las preocupaciones sobre la tergiversación de pruebas por motivos ideológicos, han generado un intercambio de cartas entre grandes grupos de investigadores y activistas [ 16 ] – [ 18 ]. Dada la visibilidad e influencia de los activistas y organizaciones médicas opuestas al uso de  E-cigs, existe el riesgo de que estas campañas  desalienten o incluso se prohíba que un gran número de fumadores en todo el mundo puedan recibir los indudables beneficios de cambiar del tabaco al vapeo. En efecto, los signos alarmantes que están surgiendo, hacen que los fumadores que podrían beneficiarse del cambio a los E-cigs ahora crean que los E-cigs son más peligrosos y puede ser que también que regresen al consumo de  cigarrillos convencionales [ 6 ] – [ 8 ].

¿Por qué hay una controversia?

Los E-cigs son una tecnología punta que supone una amenaza comercial tanto para las ventas de los productos del tabaco, como para las ventas de medicamentos para dejar de fumar, por lo que se pueden esperar amenazas desde estas partes interesadas. La hostilidad hacia los E-cigs, de parte de algunas autoridades de control del tabaco, sin embargo, es desconcertante. Los libros de texto futuros hablarán probablemente sobre este fenómeno en profundidad. He aquí una hipótesis:

El campo de la salud pública no es siempre racional. La ideología y la moral pueden jugar un papel tan grande como la evidencia y la lógica. Las políticas de salud pública luchan con la ideología en áreas que van desde el aborto, hasta dañar las estrategias de reducción de la drogadicción y las enfermedades de transmisión sexual. Una de las posibles explicaciones de la controversia sobre los E-cigs es que para algunas autoridades de control del tabaco, cualquier uso de la nicotina es ‘abuso de drogas’ y aberrante, incluso si no conlleva ningún riesgo para la salud física. A pesar de la evidencia de que los E-cigs son mucho más seguros que los cigarrillos, de que no atraen a los no fumadores y que prometen la reducción de la morbilidad relacionada con el tabaco, las personas con esta «postura moral» ‘buscan objeciones y contraargumentos. La evidencia no es necesaria para descubrir la verdad cuando la verdad es ‘evidente’ y hay un propósito más elevado. La evidencia es sólo una herramienta para ganar conversos. El consumo de nicotina debe ser erradicado, no se puede permitir que se transforme en una actividad similar a beber café. Una versión anterior del informe de la OMS en el Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT), ahora desechada, traicionó a su «ethos misionero» cuando declaró que el objetivo del grupo es la adicción a la nicotina (es decir, el consumo de nicotina), independientemente de su fuente (es decir, tenga o no un impacto sobre la salud).

El consumo de nicotina, por supuesto, puede tener consecuencias negativas, aunque no afecta a la salud física. Una parte de los usuarios se vuelven dependientes. Sin embargo, en comparación con la enfermedad y la muerte causada por los productos químicos del humo del tabaco, esto es una consideración menor. Las preocupaciones sobre el consumo de nicotina, una vez separada de los riesgos del consumo de tabaco, están a la par con las preocupaciones sobre el consumo de café. Algunos bebedores de café se vuelven dependientes y gastan una buena cantidad de dinero y tiempo en su hábito, pero esto no constituye un problema importante de salud pública. Definitivamente no se justifica negar a los fumadores los beneficios para la salud de dejar de fumar sólo porque seguirían utilizando la nicotina.

¿Cuál es la mejor forma de evaluar el impacto de los eCigs?

Las expectativas y preocupaciones negativas puede que en última instancia sean correctas, incluso si fueron generadas por motivos irracionales o comerciales. ¿Cómo debemos determinar objetivamente el impacto que los E-cigs están teniendo en la salud pública? Para que tuvieran un impacto negativo, el uso de los E-cig tendría que generar un aumento en el uso de cigarrillos convencionales.

Cuando los autores se preocupan por los efectos de «puerta de entrada», la afección a los logros de las políticas de control del tabaco o la re-normalización de fumar, deben ser entendidas como que, en su opinión, el uso de los E-cigs ​​está generando o es probable que genere un aumento en el consumo de cigarrillos convencionales. Si no es así, esa preocupación es inútil. No hay precedentes de que una tecnología más segura pueda aumentar el uso del competidor menos seguro. Sin embargo, se necesitan datos concretos sobre este tema.

Las nuevas tendencias son las esperadas. En el Reino Unido, donde los E-cigs están disponibles y han captado un número suficiente de fumadores, se están acelerando las tasas de abandono y disminuye el tabaquismo, especialmente entre los jóvenes [ 19 ] – [ 21 ]. Lo mismo está sucediendo en los EE.UU. [ 12 ]. En Francia e Italia, la caída de las ventas de cigarrillos se ha acelerado [ 22 ], [ 23 ]. Estos datos, por supuesto, no pueden determinar la causa de estas tendencias. Las ventas de los E-cig hasta el momento han sido demasiado bajas en comparación con las ventas de cigarrillos para que su impacto  sea claramente visible. Estudios más amplios de la relación entre las ventas de cigarrillos y las ventas de E-cig son actualmente la principal prioridad de la investigación. Se necesitan comparaciones de las tendencias temporales en las ventas de cigarrillos en los países que permiten y que prohíben las ventas de los E-cig, y las ventas de cigarrillos deben ser representadas frente a las ventas de los E-cig a través del tiempo. Esta es una necesidad urgente, antes de que la regulación drástica del E-cig defendida por las industrias del tabaco, farmacéuticas y organizaciones médicas equivocadas, oculte los efectos que relacionan las ventas de los E-cig sobre la venta de cigarrillos y los datos emergentes, que puedan aportar una orientación racional a la política.

CONCLUSIONES

Actualmente los E-cigs llegan  sólo a una fracción de la población fumadora, pero si se les permite continuar compitiendo con los cigarrillos tradicionales, como un producto de consumo, e innovar y evolucionar, hay una buena probabilidad de que vayan a seguir mejorando la oferta para los fumadores que lo requieran. Las ventas de cigarrillos seguirán cayendo y durante los próximos 10 años, en los países donde los E-cig estén disponibles a precios competitivos, el uso de tabaco tradicional prácticamente podría desaparecer. El beneficio para la salud pública sería enorme, incluso si el uso recreativo de la nicotina continuara. Si, por el contrario, los engañosos mensajes de salud pública desalientan a los fumadores al cambio y las regulaciones drásticas detienen la evolución y competitividad de los  E-cig, la oportunidad de una dramática reducción en las enfermedades y las muertes relacionadas con el tabaco, será pospuesta por muchos años o incluso se perderá por completo. Autores futuros probablemente considerarán los intentos para eliminar las alternativas más seguras a los cigarrillos tradicionales de poco éticos; sin embargo, los virtuosos misioneros del Evangelio de la erradicación de la nicotina se podrán sentir orgullosos. Mientras tanto, los médicos que se enfrentan a los fumadores que no pueden o no quieren dejar de fumar y que siguen la evidencia y el sentido común, en lugar de agendas impulsadas ideológica y comercialmente, deben recomendar que los pacientes usen varios tipos de cigarrillos electrónicos para ver si pueden encontrar una solución a sus necesidades.

Abreviaturas

E-cig: cigarrillos electrónicos

CMCT: Convenio Marco para el Control del Tabaco

OMS: Organización Mundial de la Salud

Conflicto de intereses

Peter Hajek  ha recibido fondos de investigación y asesorado a fabricantes de medicamentos para dejar de fumar. No tiene vínculos con ningún fabricante de tabaco o cigarrillos electrónicos.

Datos del autor

Peter Hajek es Director de la Unidad de Investigación de Vida y Salud en el Instituto Wolfson de Medicina Preventiva y de la rama de gestión de calidad del Centro de Estudios del Tabaco y el Alcohol de Reino Unido. Su investigación se centra en la dependencia del tabaco y su tratamiento, incluyendo estudios sobre cigarrillos electrónicos financiados por MHRA, UKCTAS y NIHR.

Agradecimientos

Peter Hajek trabaja para la Universidad Queen Mary de Londres. No hubo necesidad de financiación adicional para este Comentario.

Referencias

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